Buscar este blog

domingo, 31 de julio de 2022

 EL LIBERAL 31/7/2022

ORÍGENES DEL FÚTBOL EN SANTIAGO DEL ESTERO

Por María Mercedes Tenti. Especial para EL LIBERAL

https://www.elliberal.com.ar/noticia/santiago/606104/orgenes-del-ftbol-en-santiago-del-estero



El presente trabajo analiza los orígenes del fútbol en Santiago del Estero, en las primeras décadas del siglo XX, deporte que, si bien vino de la mano de los ingleses y del ferrocarril, fue a través de intelectuamenzaron a reflejar en sus páginas los partidos y torneos que acaparaban la atención del público. También los periódicos católicos se interesaron por el nuevo deporte que atraía a los jóvenes y les brindaba un sano esparcimiento, alejado de la bebida y los juegos de azar. Fueron surgiendo los primeros clubes, la mayoría dirigidos por intelectuales, inmigrantes y comerciantes, provenientes de sectores medios, que se interesaban por este nuevo fenómeno social-deportivo que congregaba aficionados y numerosos espectadores; también se daba la condición de dirigentes-sociosjugadores. La pasión del fútbol comenzó a expandirse en potreros y canchas improvisadas y pronto se organizaron campeonatos entre los clubes en formación que contaban con socios aportantes y, en algunos casos, cancha propia.

No faltaron los conflictos entre clubes, instituciones y dirigentes y la puja entre los hinchas cada vez que se disputaba un partido o torneo. Según aumentaba el público asistente y se multiplicaban los clubes se fueron complejizando los torneos y ampliando el panorama hacia los distintos barrios de la ciudad. El fútbol se fue transformando en una pasión de masas en la que comenzaron a involucrarse, ya sea como jugadores de diferentes edades -juveniles, adultos y veteranos-, como espectadores-hinchas, periodistas o como miembro de las comisiones directivas, pertenencias que les daba visibilidad y cierto prestigio en la barriada. El espectáculo futbolístico fue atrayendo al público masculino y congregando a los más diversos sectores sociales para terminar consolidándose como el más convocante espectáculo de masas.

En la actualidad el fútbol es uno de los temas más grandes de esta época ya que no sólo implica un deporte y entretenimiento de masas, sino que, además, es un gran factor económico que mueve millones de dólares con los torneos, publicidad y venta de jugadores. Sin embargo, a la vista de los aficionados es una verdadera pasión de multitudes, como suele denominarse. La atracción hacia el fútbol fue estudiada por sociólogos y antropólogos como Elias y Dunning (1988), el santiagueño Archetti (2002) que fue pionero en los estudios de los deportes en la Argentina y Alabarces (2004), entre otros. En el campo de la historiografía, Frydenberg (2011) investiga sobre los orígenes y profesionalización del fútbol en Buenos Aires. En realidad, la mayoría de los estudios en la Argentina se centraron en Buenos Aires, salvo los trabajos de Roldán (2015) para Rosario, Reyna (2011) para Córdoba, Guzmán (2019), para el caso del club Central Córdoba de Santiago del Estero, Castillo (2018) y Tillán (s.f.) para clubes fernandenses, entre otros. Para Rinke (2007), las explicaciones sobre los orígenes de la cultura del fútbol se deben a varios factores: su sencillez, ya que se puede jugar en cualquier parte; no se necesita equipamiento caro; las reglas del juego son sencillas; su énfasis en lo corporal responde a ideales de masculinidad; el entusiasmo que provoca en la masa de la hinchada.

Su carácter de ritual: a través de las repeticiones semanales de partidos e idas al estadio, del ritmo anual de los torneos, de los cantos y la vestimenta estandarizados de los hinchas se ejercitan formas de comportamiento colectivo que tienen gran poder de fascinación (p.85).

La llegada del futbol a Santiago del Estero

 “El foot-ball, ha mejorado hábitos y costumbres: poco a poco el paisano se va retirando de la taberna y rodeando la cancha, es el monte, como pedazo de suelo bienhechor”, así comienza la página dedicada a los deportes en el suplemento del 25ª aniversario de EL LIBERAL, de 1923, epígrafe que muestra cuál era la visión que tenían los intelectuales, periodistas y las élites dirigentes sobre el fútbol y su instalación en la provincia.

Hasta la llegada del fútbol a las escuelas, la participación de escolares en desfiles y actos oficiales, por iniciativa del director Pizzurno (Bertoni: 2001, 89) en Buenos Aires, pronto replicó en Santiago del Estero. Se organizaban en los denominados batallones infantiles y marchaban rítmicamente ante el entusiasmo de la gente. El objetivo era fomentar el sentimiento de nacionalidad entre la población. Imbuidos por las ideas positivistas en boga y con conflictos latentes contra Chile -entre fines del siglo XIX y principios del XX- incentivaba la militarización de los jóvenes, por ello, en el currículo del Colegio Nacional y de la Escuela Graduada anexa la asignatura gimnasia fue reemplazada por ejercicios gimnásticos y militares a los que se agregó tiro (Gargaro y Bruchmann: 1944). Ya en el siglo XX comenzó a alentarse la práctica del fútbol como un elemento de distracción y para alejar a los varones de ‘conductas inadecuadas’. El fútbol, introducido en La Banda por empleados ingleses cuando llegó el ferrocarril, ya había sido adoptado, con anterioridad, para prácticas escolares.

Hacia 1899, el Dr. José Santillán, director de la Escuela de Varones solicitó a profesores normales de Buenos Aires un Manual de Juegos Atléticos, que tenía las reglas elementales de fútbol para su aplicación en la enseñanza (EL LIBERAL: 1948, p. 367). Otro profesor, Ramón Carrillo, padre de quien fue el primer ministro de Salud de la Nación, se preocupó por aprender el reglamento del juego de esos locos ingleses, como los referenciaba la prensa, y se transformó en el primer árbitro de fútbol santiagueño.

Algo similar sucedía en las instituciones religiosas; al principio, impregnadas de nacionalismo, invitaban a niños y jóvenes a integrar las milicias angélicas, pero más adelante vieron en el fútbol un deporte interesante para atraer a niños y adolescentes a las prácticas recreativas y religiosas. Las asociaciones de Santo Domingo, en particular, el Apostolado de la Oración, impulsó la creación de un centro de footbal para niños, según lo anunciaba la Buena Noticia, periódico dominico que se distribuía en Tucumán y Santiago del Estero, recomendando a los padres y madres de familia a mandar a sus hijos al centro

…con el objeto de inculcarles la sana moral (…) Es una idea del todo plausible dado el ambiente en que vivimos, que cada día es más corrosivo sobre todo para la juventud. Es necesario desviar a los niños del mal, de toda forma y atraerlos al bien para formar generaciones sanas y conciencias equilibradas… (BN 15/06/08) afirmaba invitando a la inauguración en Tucumán. Si bien no se sabe con certeza si en Santiago se concretó algo similar, es posible que así fuera porque ambos conventos trabajaban mancomunadamente. El fútbol, traído desde Inglaterra, fue en principio activado por intelectuales y miembros de la élite provinciana que miraban con expectativa la atención que despertaba entre los jóvenes y la posibilidad de alejarlos, a través de este deporte, de la ‘vagancia’ y los malos hábitos que adquirían, especialmente, por andar deambulando por las calles, jugando al balero, las bolitas, al trompo o a la pilladita.

Las primeras canchas estaban demarcadas con dos rayas paralelas, a unos cien metros aproximadamente de distancia entre sí, verdaderos potreros, con arcos marcados por ladrillos o dos palos, sin hinchas, sin uniformes: once jugadores de un bando contra once rivales. Ni siquiera estaban definidos los roles de cada jugador, todos pateaban y avanzaban y, a veces, también el arquero. Según EL LIBERAL del cincuentenario, la rivalidad entre dos profesores, Carmen Guzmán y José Garramuño los llevó a organizar partidos entre estudiantes, competencias que generaban cada vez más jugadores e hinchas, tal como se vio en los partidos entre Atlético Santiagueño y los estudiantes de la Escuela de Aplicación, el primero con una cancha en el Gimnasio escolar Newbery, en el parque Aguirre, y la segunda en La Banda.

Así se organizó el primer match, el 3 de septiembre de 1905, según lo relata el diario por el desafío de los estudiantes del Colegio Nacional, pertenecientes al Club Atlético Santiagueño, a los de la Escuela de Aplicación. El partido se realizó en la plaza de ejercicios, ya con arcos de madera reglamentarios, y el premio era un tintero artístico donado por el director técnico del equipo del colegio, Dr. Felipe Giménez. Luego de dos partidos empatados, terminó el match con el campeonato del equipo bandeño, por uno a cero. “Aplaudimos la iniciativa. Los ejercicios y distracciones de esa naturaleza son altamente benéficos para el desarrollo, higiene y fuerza física de los jóvenes…”, sancionaba EL LIBERAL (1948, p.368). Deporte e higienismo coincidían en la concepción arraigada sobre la influencia del deporte para mejorar la mente, la salud física y las costumbres, ratificando la frase latina, mens sana in corpore sano.

Enseguida los bandeños comenzaron a ser requeridos en otros lugares y así fueron a jugar a Ceres, en la provincia de Santa Fe, incorporando jugadores del Colegio como refuerzo. Al no contar por entonces con periodistas especializados, por lo general, eran los intelectuales-organizadores los que actuaban como 

comentaristas. El propio director de EL LIBERAL, Juan Figueroa, redactó un editorial del partido con los ceresinos, que terminó con el triunfo de los locales.

Recién en 1907 se realizó el primer torneo de fútbol organizado por el intendente santiagueño Genaro Martínez Pita, en el que participaron el ya denominado Atlético Santiago y los clubes Gobernador Santillán, Cabral, La Banda, Luchador y General Paz, rigiéndose por el reglamento municipal confeccionado al efecto. El Atlético Santiago se consagró campeón y la fiesta de honor y entrega de la copa municipal se desarrolló en el teatro Cervantes en donde el intendente entregó el trofeo luego de un “discurso de prosapia romana y griega”, según el cronista (EL, 1948, p.370). La copa municipal siguió disputándose hasta 1915, cuando tomó la iniciativa de organizar campeonatos anuales la Asociación Santiagueña de Foot-Ball, dirigida por el Dr. Marcos Figueroa.

El Asociacionismo en el fútbol santiagueño

Los clubes de fútbol en Santiago del Estero, como en la Argentina, nacieron bajo una vocación asociacionista. La tradición asociacionista era una práctica común antigua, que se materializó en Argentina especialmente hacia fines del siglo XIX, como iniciativa de diversos sectores sociales. Los inmigrantes, a poco de arribar al país, organizaban sociedades de socorros mutuos; los gremios se nucleaban en defensa de los derechos de los obreros; las asociaciones religiosas, preocupadas por diferentes cuestiones de injerencia de la Iglesia (culto, beneficencia, cofradías, etc.), reunían por lo general a hombres y mujeres por separado; las bibliotecas populares, para impulsar la lectura, etc. A ellos se sumaron luego los clubes sociales y deportivos, interesados en la práctica de deportes, recreación y tiempo libre.

Estos clubes se fueron formando en la provincia por iniciativa de diferentes grupos: primero intelectuales y sectores medios –en particular estudiantes secundarios y profesores- y luego sectores populares urbanos. Se coincide con Frydenberg que se trataba más de clubes-equipos, integrados por jugadores-sociosdirectivos. Por lo general, el club se formaba a partir de la existencia de un equipo (2011, p. 45-49), para luego abrirse a la comunidad, sobre todo por la posibilidad de contar con cierto número de socios. En 1915 se organizó la Liga Santiagueña de Fútbol, bajo la presidencia del Dr. Marcos Figueroa , con el propósito de nuclear a los clubes de Santiago y La Banda para organizar torneos entre ellos. Dos años después, la Liga se afilió a la Asociación Argentina de Football y cambió su nombre por el de Liga Santiagueña, con el propósito de adquirir una dimensión nacional; en 1921 se creó la Asociación de Referees. Ambas creaciones muestran una temprana vocación por organizar este deporte que se expandía hacia todos los sectores sociales y congregaba la atención de propios y extraños, en particular de los hombres que se identificaban con el club de su barriada que les permitía disfrutar del ocio y de la sociabilidad que gestaban los partidos, además de generar identidades y pertenencias.

La creación de numerosos clubes en las primeras décadas del siglo XX en la provincia, muestra la difusión del deporte y la diversificación de sus instituciones, ligadas a establecimientos educativos y a los ferrocarriles británicos, en un principio, y a las barriadas populares a medida que iban multiplicándose. Una disputa a raíz del resultado del partido entre Estudiantes y Santiago, en septiembre de 1918, produjo la división entre los clubes asociados a la Liga Santiagueña de Futbol y condujo a la creación de la Liga Cultural, bajo la presidencia del Ing. Hugo Palmeyro, con la adhesión de los clubes Mitre, Estudiantes, Alumni y Principiantes Unidos (EL: 1948, p. 371). La puja entre las dos instituciones fue una constante y, según EL LIBERAL, actuó como catalizador para el ascenso del fútbol santiagueño, ya que comenzaron a crearse nuevos clubes que adherían a una u otra liga. Ambas se disputaban la supremacía organizando torneos con equipos de otras ciudades como Buenos Aires, Santa Fe, Tucumán y Salta.

Por primera vez llegaron a la provincia los grandes clubes porteños, atrayendo al público local que quería ver de cerca a los jugadores consagrados: el primero en arribar fue Racing, traído por la Liga Cultural, y luego Independiente, River Plate, Boca Juniors, San Lorenzo, Platense y Chacarita. En 1927 se produjo la fusión de las dos instituciones, la Liga Santiagueña y la Liga Cultural, unión que dio gran impulso al fútbol local. Había otros clubes que no figuran en estos cuadros –se desconoce si estaban asociados a alguna de las dos instituciones- pero que están entre los primeros clubes de fútbol santiagueño, tales como Club Sportivo Fernández (1917) y Atlético Independiente (2019) de Fernández , Club Atlético Talleres (1919) de Frías y Club Atlético Icaño (1905), todos con cancha propia. En Añatuya antes de la década del 30 tenía cuatro clubes: Talleres Central Norte (1918), Jorge Newbery, Club Unión, Club Añatuya, más la Escuela Dominical Añatuya (del Clero). Según este relevamiento, se pudieron identificar 27 clubes organizados en la provincia en 1923, casi todos con cancha propia, dos con tribunas y con un número interesante de asociados que participaban en las asambleas, pagaban cuotas y asistían a los partidos, sin contar el resto de los espectadores. La entidad más antigua que subsiste en la ciudad de Santiago del Estero es el Club Atlético Mitre, que se formó desvinculado de las estaciones ferroviarias.

El club fue fundado el 2 de abril de 1907 por Francisco Igounet. Los orígenes para su creación surgieron de un partido amistoso entre los equipos denominados calles Mendoza y Mitre. El primero liderado por el Dr. José Castiglione y el segundo por el Dr. Humberto Palumbo. Ganó este último y en homenaje al General Mitre (ya que se reunían en una casa en dicha calle) se le puso el nombre de Club Atlético Mitre. Desaparecido el Club Atlético Santiago por la fusión con el club Unión, Mitre pasó a ser la entidad más añeja. Los colores elegidos fueron el amarillo y el negro, a rayas verticales, en homenaje a Peñarol de Montevideo. Los jugadores, como en todos los equipos, eran amateur. Pronto comenzaron a congregar a toda la barriada.

Consagración de los santiagueños o el ‘primer santiagueñazo’

En 12 de octubre 1928, mientras Hipólito Yrigoyen asumía su segunda presidencia, los ‘pelo duro’, como los denominaban discriminatoriamente los diarios porteños a los jugadores santiagueños, conquistaron el trofeo Presidente de la Nación en la cancha de River Plate. Oubiña (1948), cita partes del libro de Birba y Torrado, que refieren a la participación santiagueña en el campeonato: … y pareció aquella tarde en Stadium del club River Plate, como si aquellos argentinos netos, venidos desde las trágicas o heroicas leyendas de las selvas santiagueñas, leyendas que tuvieron en Ricardo Rojas a su cantor más autorizado, hubieran realizado la hazaña magnífica que aguardaban de ellos todos los hombres de la ciudad nerviosa y vibrante. Y eran once muchachos fuertes, de bronce o de roble, inspirados por la patria misma, los que en un esfuerzo extraordinario, se habían adjudicado en lid valiente y caballeresca, el título de campeones argentinos de football… luego de derrotar a Paraná tres a uno, siendo el goleador Ramón (Nello) Luna , autor de los tres goles, y continuaba: Artistas de la agilidad, de la destreza y de la velocidad, maravillosos jugadores del pase rápido y de la certera acción de cabeza, conquistaron por primera vez en la historia del concurso, el trofeo Presidente de la Nación, que no puede hallarse, por cierto, en poder de deportistas más inteligentes y más argentinos (p. 672).

El cronista describe la participación de los muchachos santiagueños casi como una epopeya, en la que se entrecruza lo legendario, las tradiciones y la patria misma. Fue el presidente de la Liga santiagueña, Dr. José F. L. Castiglione quien gestionó la concentración de los seleccionados en el Regimiento 18 de infantería. Jugadores acostumbrados a entrenar en sus ratos libres, ya que se trataba de un fútbol amateur, durante una semana se concentraron como profesionales.

 A partir de las 7.30 comenzaba el entrenamiento con gimnasia y luego recién el desayuno y una ducha para concurrir al trabajo o a sus casas. Regresaban al mediodía, almorzaban juntos y luego de la siesta santiagueña, más gimnasia y práctica de fútbol. A las nueve de la noche dormían en el regimiento. El equipo de los 11 jugadores estaba integrado por: José Bautista “Bendo” Trejo (Unión); Teófilo Juárez (Central Córdoba), Ángel Medina (Mitre); Raúl Alonso (Estudiantes), Dalmacio “Chile” Ruiz (Santiago), Cornelio Caro (Santiago); Nazareno “Nazha” Luna (Mitre), Luis “Pibe” Díaz (Unión), Ramón “Nello” Luna (Mitre), José “Joshela” Díaz (Mitre) (Capitán) y Segundo Nepomuceno “Ita” Luna (Mitre). También jugaron, un partido cada uno, Alberto Helman (Estudiantes) y Juan Luna (Mitre). De ellos, el “Ita” Luna integró el seleccionado argentino de fútbol en los Juegos Olímpicos de Amberes en 1930 (Gallego: 2016).

Para la prensa citadina, la eliminación porteña por los ‘pelo duro’ norteños fue una afrenta. Última Hora publicaba: …Por primera vez el campeonato argentino irá a parar a manos de una liga del interior. Y por primera vez, resulta esto una ironía del destino. El football que se practica en los clubes afiliados a la AAAF es netamente superior al de tierra adentro. En cantidad, en técnica, en picardía. Los jugadores de aquí están muy por encima de aquellos. Ni los propios rosarinos, que fueron los más serios adversarios de los porteños, tendrían chance frente a un cuadro constituido a conciencia. El football del interior tiene mucho que aprender todavía para poder imponerse a un team de Capital o Provincia.

Los dirigentes pueden estar satisfechos de su hazaña. El sábado recaudaron 17.000 pesos. Salvaron los gastos del campeonato argentino. ¿Y los prestigios del football local? ¡Bah!… ¿para qué sirve eso? Con dinero, aunque la conciencia esté sucia, se pasa mejor la vida. ¡Y pensar que hay tanta gente buena entre barrotes de hierro! Afirmaba el diario con una crítica descalificadora, pero que no podía esconder la verdad de la superioridad de los futbolistas santiagueños. De todas formas, el premio en dinero era un aliciente para los jugadores amateur y para la Liga Santiagueña que había apoyado al equipo en su representación de la provincia. También estuvieron los redactores porteños que saludaron el triunfo provinciano. La Argentina publicó: …El triunfo del fútbol chacarero que no se tenía en cuenta en años anteriores, pero ahora se ha logrado a través de sus magníficas cualidades, imponerse a la consideración de todos nuestros deportistas. ¡Bravísimo santiagueñitos de la barra de mistol y la algarroba! Que siga la racha y ojalá el triunfo final sea vuestro…

A pesar de los elogios, marcaba la diferencia. Luego de estar la copa en poder de los porteños, los ‘payucas’, como denominaba despectivamente el diario Última Hora al equipo santiagueño, la atesoraban en su poder. Autoridades provinciales, asociaciones deportivas y público fueron a esperar a los campeones a la estación del ferrocarril. Marcharon hasta el local de la Liga Cultural, en calle Rivadavia, y luego hasta el estadio de Mitre, casa de los Luna. Para finaliza las celebraciones, hubo función teatral y fiesta popular . (Continuará)

domingo, 3 de octubre de 2021

 Libro DEVOCIONES MARIANAS. Catolicismos locales y globales en la Argentina. Desde el siglo XIX a la actualidad. Coordinado por DIEGO MAURO



Tuve el gusto de participar en dos capítulos. Uno, dedicado a la Virgen de Loreto, patrona de la aviación 

Y el otro, referido a la Virgen de Huachana, patrona del monte.

Este libro, editado por Prohistoria, es imprescindible para comprender la importancia de las devociones marianas en la Argentina contemporánea.

martes, 17 de agosto de 2021

 

José Néstor Achával



A 20 años de su fallecimiento

Por María Mercedes Tenti

            Nació en Santiago del Estero el 16 de marzo de 1921 y falleció en la misma ciudad el 15 de agosto de 2001.

Su padre, José Leonidas Achával Paz, se desempeñó  como diputado provincial y participó como Secretario de la Comisión para la Reforma de la Constitución de la Provincia, además se desempeñó como martillero en los Tribunales provinciales. Su madre Justa Argañaras Ibarra fue maestra normal y ejerció con mérito su función en la Escuela Normal Manuel Belgrano. Ambos santiagueños, su ascendencia del brigadier general Juan Felipe Ibarra (gobernador de la provincia entre 1820 y 1851) proviene de su madre.

              Recibido de maestro normal nacional en 1937, consiguió un cargo en Puesto de Juan. Se trasladaba en tren hasta Loreto y de allí en sulky a Puesto de Juan, un lugar inhóspito, sin luz eléctrica, alejado de su familia, en donde alquilaba un cuarto durante la semana. A los dos años logró su traslado a la capital, a la escuela nacional Nº 42. Ya en Santiago se recibió de bachiller y luego de Profesor en Letras, en la primera promoción de la Escuela Normal Mixta de Profesores Manuel Belgrano.

         José Néstor Achával se desempeñó como Secretario de la juventud de la Acción Católica Argentina, filial Santiago del Estero, católico militante, vendía libros religiosos que no se conseguían en la provincia. Tuvo una notable y constante participación durante su vida como laico muy activo en diversos acontecimientos de la Iglesia Católica, como queda demostrado en su libro Historia de la Iglesia de Santiago del Estero Tomos I y II, editado por la Universidad Católica de Santiago del Estero.

            Socio fundador de la Universidad Católica de Santiago del Estero a partir de 1960, fue su primer secretario e integró el Consejo Superior durante más de veinte años. Durante un tiempo fue gerente de la librería Universitas, dependiente de la UCSE.

            Miembro fundador y miembro de número del Instituto Belgraniano de Santiago del Estero y su primer presidente durante diez años. Miembro del Instituto Estradiano y Sanmartiniano,  de la Asociación Argentina de Historiadores y miembro correspondiente por Santiago del Estero de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina.

        Integró las comisiones oficiales de Homenaje a la Bandera, en el sesquicentenario de su creación, y de la Campaña del Desierto, en su primer centenario. Participó en el Primer Congreso Nacional de la Tradición (La Rioja) y en las Jornadas Nacionales Belgranianas de Santa Fe, Rosario, Jujuy y Pilar. Fue Presidente de las realizadas en Santiago del Estero, donde fue aprobado su trabajo sobre “Belgrano y el Obispo Videla del Pino”.

            En las Primeras y Segundas Jornadas de Historia de Santiago del Estero presentó los trabajos: “Santiago del Estero: su fundador” y “Francisco de Victoria, primer obispo del Tucumán”.

            Fue profesor de varios colegios secundarios. Accedió por concurso a las cátedras en el Instituto Superior del Profesorado Provincial, en donde enseñaba Historia Argentina e Historia de Santiago del Estero y en la Universidad Nacional de Santiago del Estero. Dictaba, como Titular, en la carrera de Abogacía de la UCSE, la cátedra de Historia de las Instituciones e Ideas Políticas Argentinas.

            Reconocido historiador publicó trabajos de investigación en el diario El Liberal, de Santiago del Estero y en revistas como Todo es Historia, Cuadernos de Cultura, Propuestas, Nuevas propuestas, etc. publicó  más de cien artículos. De entre sus publicaciones recordamos: Homenaje a la Bandera, Totalitarismo en la Enseñanza, Apuntes de Historia de las Instituciones Argentinas, La Enseñanza Religiosa en la Argentina, María Antonia de Paz y Figueroa ante la anunciada visita a la Argentina de su SS. Juan Pablo II, en Nuestra Historia, estudio de la primera parte del documento episcopal Iglesia y Comunidad Nacional. Santiago del Estero, primera sede de la Diócesis del Tucumán (1970), publicado por la Comisión Ejecutiva Diocesana del IV Centenario de la primera diócesis argentina, “La vieja casona que recuerdo” (1991) en Testimonios Históricos Santiagueños. La Universidad Católica de Santiago del Estero publicó sus valiosos libros Historia de Santiago del Estero: siglo XVI-XIX en dos ediciones, la primera de 1988, e Historia de la Iglesia de Santiago del Estero, tomos I (1993) y II (1997).

Distinciones y Premios

Ø  Primer premio “Ministerio de Educación de la Nación, categoría Profesorado”, sobre “Martín Fierro”, Premio “Martín Fierro” (Letras) en 1984.

Ø  Distinción Académica al “Mérito Universitario” otorgado por la Universidad Católica de Santiago del Estero (29/8/1986).

Ø  Por “Méritos Sobresalientes” fue designado profesor Emérito de la Universidad Católica de Santiago del Estero, en su trigésimo año académico (21 de Junio de 1989).

Ø Fue designado “Consultor Honorario Vitalicio” del Museo Histórico Provincial “Dr. Orestes Di Lullo” por Decreto Serie G N° 1951 del 1/71991 del Ministerio de Cultura y Educación de la provincia.

Ø Por Resolución de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia N° 26/92 se declara de Interés Cultural la Historia de Santiago del Estero: Siglo XVI-XIX, de su autoría (19 de Marzo de 1992).

Ø  Distinción de la Universidad Católica de Santiago del Estero como Socio Fundador en el XXXV Aniversario de la creación de la Universidad (21 de Junio de 1995).

Ø  Premio “Ricardo Rojas” de la Municipalidad de Santiago del Estero (1996).

Ø  Distinción de la Congregación de los Hermanos de Nuestra Señora de la Misericordia por sus cincuenta años de Compromiso Apostólico al servicio de la cultura y la educación (12 de Julio de 1997).

Ø  Designación del Honorable Concejo Deliberante de Santiago del Estero como “Santiagueño Ilustre” por su relevante contribución a la docencia y a la investigación histórica (15 de Noviembre de 1999).

Ø  Reconocimiento a la labor como historiador, pos mortem, por la Cámara de Diputados de la Provincia de Santiago del Estero (3 de julio de 2012).

Ø  Reconocimiento del Poder Legislativo de Santiago del Estero como historiador pos mortem, al conmemorarse el día del historiador el 1 de julio, declarado de interés legislativo, social, cultural y político (17 de septiembre de 2017).

Fuentes:

Archivo familia Achával

Castiglione, Julio C. (2001): “Un hombre de carácter y convicciones” en El Liberal. Santiago del Estero.

Tenti, María Mercedes (2011): “Homenaje al historiador José Néstor Achával”, en http://historiacriticammt.blogspot.com/2011/04/homenaje-al-historiador-jose-nestor.html

Tenti, María Mercedes (2014): “La labor historiográfica de José Néstor Achával” en La Columna, Santiago del Estero.

 

 

sábado, 24 de abril de 2021

Centenario de la Cruz Roja: 100 de servicio a los santiagueños

Centenario de la Cruz Roja: 100 de servicio a los santiagueños

En un centenario más que especial debido a la situación sanitaria, la historiadora María Mercedes Tenti repasa la creación de esta sede

 

12/05/2020 NUEVO DIARIO





En 1919, concluida la primera guerra mundial, con su saldo de muerte,  desolación y miles de heridos, enfermos y tullidos, la Cruz Roja, creada en 1963 en Ginebra, decidió constituir la Liga de Sociedades de la Cruz Roja, para incluir a las agrupaciones de todos los países, sustentada en sus cinco principios fundamentales: Humanidad, Imparcialidad, Carácter Voluntario, Unidad y Universalidad. La Cruz Roja Argentina se adhirió prontamente e impulsó a las entidades provinciales a unirse o a conformarlas en aquellos lugares donde aún no habían sido creada. 

Si bien hubo un antecedente de la Cruz Roja en nuestra provincia, en 1886, en ocasión de la epidemia de cólera, la novel entidad dejó de funcionar con el tiempo. A poco de la adhesión de la Cruz Roja Argentina a la Liga Internacional, impulsados por las autoridades centrales, el 12 de mayo de 1920,  un grupo de notables dejó constituida la Cruz Roja de Santiago del Estero, conformando la primera Junta Ejecutiva con Estergido de la Vega como presidente, vicepresidente Antenor Álvarez, tesorero Ramón Carrillo, contador Gregorio Riso Patrón, director de almacenes Donato Tarchini y secretario Alfredo Degano. Si bien mayoritariamente eran hombres, pronto comenzaron a integrarse mujeres en ocasión de las inundaciones que asolaron la provincia a fines de ese año.

Al principio, la Junta sesionaba alternativamente en las bibliotecas 9 de Julio y Sarmiento pero, luego de la renuncia del presidente de la Vega, por su radicación en Buenos Aires, y ante la ausencia de algunos miembros a las reuniones, pasó a funcionar en el domicilio de nuevo presidente, Antenor Álvarez. En ocasión de las grandes inundaciones entre 1921 y 1922, la acción popular de la Cruz Roja fue muy activa: se conformaron comisiones y sub comisiones encargadas de suscripciones públicas, en las que aportaban comerciantes, funcionarios, miembros del clero y numerosas mujeres que se integraron al trabajo colectivo, sin división  por géneros, como era usual en la Cruz Roja Central. Poblaciones e instituciones –especialmente educativas- comenzaron a recibir los aportes de la Junta local con dinero, medicamentos, ropas y géneros.

Una de las creaciones más importantes fue la de la Escuela de Samaritanas (un año de estudio) y la de Enfermeras (dos años) que entró en funcionamiento de 1922. Se debe destacar que la situación sanitaria santiagueña era deficiente y las contribuciones estatales mínimas, por lo que el accionar de la institución fue de primordial importancia. Se creó también el Instituto maternal y se habilitaron consultorios para niños, oftalmológico y de garganta, nariz y oído. Frente al avance del tracoma en la provincia, a partir de 1928, por acción del Dr. Rodolfo Olle se creó la Liga contra el tracoma, que estableció curatorios provisorios en las principales escuelas, en las que enfermeras-visitadoras egresadas y alumnas de la Cruz Roja, concurrían provistas de botiquín portátil para curaciones. El hecho que la mirada estuviese puesta en los niños nos muestra su intencionalidad de detectar la dimensión del problema e identificar los peligros de contagio.

Las Juntas directivas fueron variando y su conformación refleja la incidencia de la política, tal  como se observa en el primer peronismo, etapa en que las alumnas-enfermeras de la Cruz Roja desfilaban en actos oficiales, o en la época de la última dictadura cívico-militar, ocasión en que la Cruz Roja nacional cumplió sus cien años de vida y los festejos se hicieron al son de bandas militares. Estas intervenciones pudieron darse por la injerencia de los estados nacional y provincial por los aportes económicos que brindaban.

Luego de la transición democrática, se democratizó también la elección de las Juntas directivas. Actualmente rigen los destinos de la Cruz Roja santiagueña la comisión presidida por el Dr. Rómulo Alejandro Scarano e integrada por la Prof.  Liliana González del Solar como vicepresidenta; vocales titulares, Ana María Viaña, María, Prof. Leonor Ponce, Juan Manuel Viaña y Pedro Salvatierra y vocales suplentes Elena Dina Bumaguín y María Cecilia Medrano.

El edificio propio en donde funciona -Jujuy y Absalón Rojas-, se comenzó a construir en 1939 y fue habilitado por partes en 1946. En sus dependencias funciona actualmente El Instituto Superior de Enfermería, “Dr. Antenor Alvarez”, consejería y detección de HIV, vacunatorio, cursos de primeros auxilios, toma de los signos vitales -descartar síntomas de Covid 19 - el programa ‘Aquí estoy’- Programa de extensión universitaria de la Carrera de psicología - UCSE - para la prevención y asistencia para personas en riesgo de suicidio y el Foro Local de la “Red de Infancia robada” creada para  asistir víctimas de tráfico y trata de personas, abuso infantil, explotación sexual infantil y adicciones.

En la pandemia que transitamos y a la que se enfrentan todos los países del mundo, la filial local brinda su contribución a través de diferentes acciones concretas como vacunación antigripal y confección de barbijos reutilizables y máscaras de protección, realizadas con impresora 3D, para distribuir en los centros de atención de personas infectadas con el  COVID-19. Ofrece también apoyo psicosocial a quienes lo requieran, todas tareas que se desarrollan con el aporte del voluntariado, compuesto especialmente por jóvenes dispuestos a brindar desinteresadamente su colaboración.

 

lunes, 13 de julio de 2020

Nacimiento de la Cruz Roja en Santiago del Estero

Por María Mercedes Tenti 
Dra. en Ciencias Sociales, Historiadora, docente, investigadora
EL LIBERALOpinión#ESPECIAL
09/05/2020 

       La Cruz Roja, fundada en Ginebra por Henri Dunant en 1863, en tiempos de guerra, a partir del siglo XX comenzó a plantearse el trabajo también en tiempos de paz. Así nació en 1919 la Liga de Sociedades de la Cruz Roja, sentando sus cinco principios fundamentales que la rigen hasta la actualidad: Humanidad, Imparcialidad, Carácter Voluntario, Unidad y Universalidad.
     La Cruz Roja Argentina, creada en 1880 en ocasión de las guerras civiles, en 1919 fue una de las primeras en adherirse a la Liga Internacional. En Santiago del Estero, el primer antecedente de creación de la Cruz Roja data de 1886, en ocasión de la epidemia de cólera, pero pasada ella dejó de funcionar. En la segunda década del siglo XX, a pesar de algunos avances con propuestas higienistas, la salud pública y la asistencia social eran reducidas. Siguiendo el impulso internacional y nacional, un grupo de notables se reunió el 12 de mayo de 1920 para dejar constituido el subcomité local de la Cruz Roja Argentina, solicitando la aprobación del Comité Central.
      La primera Junta Ejecutiva quedó constituida por: presidente: Dr. Estergido de la Vega; vicepresidente: Dr. Antenor Álvarez; tesorero: Ramón Carrillo; Contador: Gregorio Riso Patrón; director de Almacenes: Donato Tarchini; secretario: Dr. Alfredo Degano. Firmaron también el acta otras personalidades como Francisco López Bustos, Manuel Gómez Carrillo, Carlos Jensen, Bernardo Canal Feijóo y Carmen Margarita Fernández Jensen.
     De esta forma se iniciaba el accionar de la Cruz Roja en Santiago del Estero, institución que, poco a poco, logró insertarse en la comunidad para prestar ayuda humanitaria en todos los rincones de la provincia, no solamente en casos de enfermedades, sino también de sequías, inundaciones y asistencia social, proyectando su accionar más allá del ámbito provincial y socorriendo también a provincias hermanas.
     El primer año no fue fácil ya que varios miembros renunciaron, entre ellos el presidente, por lo que asumió el mando Antenor Álvarez, quien rigió los destinos de la nueva institución por muchos años. Al principio las reuniones eran esporádicas pero las inundaciones de 1920-1921 activaron su participación, logrando la integración de nuevos socios y socias que trabajaban desinteresadamente, con el apoyo de la Cruz Roja central, más el aporte estatal y suscripciones privadas. Su ayuda trascendía las fronteras provinciales para volcarse hacia distintos lugares que lo requerían, como Mendoza, La Rioja, Salta y San Juan, en ocasión de terremotos que asolaron zonas cordilleranas.
     En la sequía que arrasó la provincia en 1937, la filial local tuvo una actuación destacada a través de una colecta pública que le permitió donar víveres y ropas en todos los departamentos, con el apoyo de hombres y mujeres del lugar, funcionarios, sacerdotes y docentes y aportantes de todos los ámbitos y jurisdicciones, más la colaboración permanente de la Cruz Roja Central.
       Entre sus creaciones más destacadas se encuentran la Escuela de Samaritanas (un año de estudio) y de Enfermeras (dos años), desde 1922, el Instituto Maternal, consultorios de niños, oftalmológico y de garganta, nariz y oído. La Liga contra el Tracoma, presidida por el Dr. Rodolfo Olle, emprendió por primera vez a partir de 1928 la lucha contra esa enfermedad que asolaba la provincia, estableciendo curatorios provisorios en las principales escuelas, en las que enfermeras-visitadoras concurrían provistas de botiquín portátil para curaciones.
       El edificio en donde funciona actualmente, en Jujuy y Absalón Rojas, fue comenzado a construir en 1939 y habilitado por partes en 1946, hasta que pudo concluirse finalmente la obra, años después.

       En sus dependencias funciona actualmente la escuela de enfermeras, consultorios de detección de HIV, vacunatorio, cursos de primeros auxilios, el Triage, que clasifica las urgencias de acuerdo a la gravedad del paciente, el programa “Aquí estoy” de la Ucse, con asistencia psicológica y el Foro de Infancia Robada. 

RESEÑA 

Margarita Fantoni. Modernización urbana en el Centenario. Ciudad e identidad en Santiago del Estero, Editorial Bellas Alas, 2017, 234 páginas. 

María Mercedes Tenti

       El siglo XX fue, en cierta manera, el siglo de la urbanización. Es a partir de él, que la mayor parte de la población mundial comenzó a vivir en centros urbanos, fenómeno al que no fue ajeno Santiago del Estero. Esta ruptura tiene que ver con el cambio de actividades económicas, centradas hasta ese momento, fundamentalmente en las actividades agrícolas-ganaderas y orientadas, a partir de entonces, hacia otras actividades relacionadas con la formación del Estado provincial, su centralización en la capital de Santiago del Estero, la activación de oficinas propias de la burocracia en formación y de mayores actividades comerciales que todo ese entorno demandaba. A ello debemos sumar la llegada del ferrocarril y de inmigrantes provenientes de países europeos y asiáticos quienes, aunque en un número inferior al de otras ciudades, incidieron en el desarrollo urbano con nuevos trabajos y profesiones que éste requería. La Historia y las ciencias sociales no permanecieron ajenas al estudio del fenómeno que traía aparejado los procesos de urbanización, con nuevas formas de organización social y, en particular, en la antigua ciudad santiagueña, con la presencia de un nuevo actor social de la mano de la élite gobernante, que se integró a un tipo de burguesía local, con ansias de mayor visibillización en el medio.                                                           
      El objetivo del libro que hoy presentamos, Modernización urbana en el centenario. Ciudad e identidad en Santiago del Estero, es registrar algunas de las manifestaciones propias del proceso de modernización tardío que se dio en la ciudad más antigua del país, de la mano de la élite dirigente que encabezaba los gobiernos conservadores-ligados por fuertes lazos familiares- y que ejercieron su papel hegemónico en la provincia entre 1880 y 1916. El proceso de urbanización del espacio capitalino es preocupación de Margarita Fantoni, desde sus inicios con Abasalón Rojas en la década del 80’ decimonónica hasta su culminación en los fastos del centenario de la revolución de mayo. Quizás la llegada tardía del ferrocarril a la provincia y la minoritaria afluencia de inmigrantes, con relación a las zonas portuarias, incidieron en este proceso también tardío. Probablemente, también influyeron en las disputas interélites por ocupar un espacio – por cierto reducido- en la arena de conflicto, consecuencia de sus escasos recursos simbólicos y económicos para relacionarse, más estrechamente, con las élites nacionales que concentraban el poder. Interesa a la autora los usos políticos a los que apeló el grupo dirigente en el centenario, como ejes centrales de su análisis en la construcción de la identidad urbana, en los que igualmente jugaron un rol clave la escuela y la Iglesia. 

      La primera, en una provincia con los mayores índices de analfabetismo del país, tuvo un papel destacado para tratar de erigirla en símbolo del progreso que se esperaba impulsar a través de la educación y como instrumento de disciplinamiento y control social puesto en práctica en los rituales desplegados en actos patrios y marchas alegóricas. La Iglesia también se transformó en actor principal, coincidente con la llegada del primer obispo de la diócesis santiagueña, recientemente creada, para los faustos del centenario. Y, finalmente, para coronar las aspiraciones de esta naciente burguesía que necesitaba un escenario propicio para actuar y ser observada y aclamada, se concretó la construcción del emblema del centenario, el teatro 25 de Mayo. La vieja ciudad de Santiago del Estero, que se extendía desordenadamente de norte a sur paralela a la antigua acequia real, que vivía jaqueada por las inundaciones del río, portador del agua indispensable para la vida urbana pero que, a la vez, era una amenaza permanente por los esteros que se transformaban en focos insalubres en el período estival, a lo que debía sumarse la falta de agua corriente y cloacas que agravaban el cuadro de situación sanitaria. 
      Raymond Williams sostiene que las formas de pensar el futuro equivalen a las formas de construirlo. Es decir, que el mismo acto de pensarlo, de plantearlo como problema, es ya un acto de construcción. El futuro se imagina o se ignora pero, en general, se integra al imaginario de toda sociedad. Los dirigentes santiagueños del período de entre siglos expresaban su modelo de futuro, entre otros proyectos no siempre alcanzados –como el proyecto industrial azucarero-, en línea con el pensamiento del avance de la provincia y ciudad rezagada, que perdía población por la falta de oportunidades laborales y por una economía concentranda escencialmente en el obraje; por ello imaginaban una ciudad en un escenario más acorde con la modernidad que iba desarrollándose en otrasurbes de mayor importancia. 
      En la década del 10 del siglo XX, ante las celebraciones anunciadas para el centenario, las propuestas de mejoramiento urbano y saneamiento surgieron en el seno de la élite gobernante como una necesidad imperiosa, aunque demoró en concretarse, señalando como principal avance en el tema el inicio de la conformación del parque Aguirre, en el marco de las corrientes higienistas en boga por entonces. El interés por impulsar la conformación de una identidad colectiva a través de las dos instituciones señeras, la Iglesia y la escuela y su participación en los festejos del centenario comprende la mayor parte del libro de Margarita Fantoni Otro tema que acapara su atención es el del teatro 25 de Mayo, investigación ya abordada por la autora en una obra anterior, pero ampliada para esta ocasión con el contexto socio cultural y el impacto que significó para la época la inauguración del coliseo que, aún hoy, es un emblema de la ciudad. El escenario provincial no era muy propicio por el declive poblacional que la propia autora describe, sin embargo, la burguesía emergente necesitaba un espacio propio como escenario para compartir con sus pares y para ser mirada por los otros. El teatro es el reflejo del momento histórico que se vivía en tiempos del centenario ya que la obra condensaba las ideas de progreso, optimismo y futuro. 
     El libro Modernización urbana en el centenario se enmarca en una nueva concepción historiográfica que coloca a la ciudad en el centro del análisis sobre la conformación de la sociedad. Si bien hubo  estudios previos que reflexionaron sobre la formación de la ciudad de Santiago del Estero, como los de Alen Lascano, Taralli y Delgado y los de Legname y Tasso, este libro es el primero que indaga, en forma más integral el fenómeno de la urbanización, en el marco de las políticas públicas de entonces, de su élite dirigente que pensaba el proyecto como parte de una pensada forma de ‘vivir urbano’, diferenciándose de las otras formas más ligadas a la ruralidad, mayoritaria por entonces. 
       La modernización implicaba generar nuevos escenarios y una nueva forma de vivir acorde a los tiempos. Estas pretensiones del grupo minoritario que detentaba el poder están minuciosamente investigadas y reflejadas en el libro, fruto de una indagación meticulosa en variadas y numerosas fuentes de diferentes procedencia e ilustrado por fotografías y dibujos que ayudan al lector a visibilizar los cambios generados. Su lectura resulta imprescindible para entender el proceso modernizador de la ciudad y el presente que hoy atraviesa. 

miércoles, 20 de junio de 2018

RESEÑA de Las comunidades religiosas de Tucumán, entre la sociedad y la política (2018)





María Mercedes Tenti

RESEÑA de SANTOS LEPERA, Lucía - FOLQUER, Cynthia (coord.) Las comunidades religiosas
de Tucumán, entre la sociedad y la política, Imago Mundi, Buenos Aires.

El libro Las comunidades religiosas: entre la política y la sociedad, coordinado por Cynthia Folquer y Lucía Santos Lepera, en el marco de la colección de “Historias temáticas de Tucumán”, dirigida por María Celia Bravo, reúne trabajos realizados por investigadores pertenecientes a una nueva generación de historiadores de historia de la Iglesia y las religiosidades, quienes, desde la academia se preocupan por desentrañar esta temática, relegada antes a los ámbitos religiosos.

en https://www.academia.edu/36878859/Las_comunidades_religiosas_de_Tucum%C3%A1n_entre_la_sociedad_y_la_pol%C3%ADtica_RESE%C3%91A

  EL LIBERAL  31/7/2022 Santiago #HISTORIA ORÍGENES DEL FÚTBOL EN SANTIAGO DEL ESTERO Por María Mercedes Tenti. Especial para EL LIBERAL htt...